Por Ivan Gomez
La serpiente del Génesis del Torah es un tema que ha sido objeto de interpretación y discusión dentro del estudio de la Cabalá, la tradición mística judía. Según la narrativa del Génesis, la serpiente es descrita como un animal astuto que convence a Eva para que pruebe el fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y del mal, lo que lleva a la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén.
La serpiente es interpretada como un símbolo de la inclinación hacia el mal que existe dentro del ser humano. Uno de los cabalistas más influyentes, el rabino Isaac Luria, también conocido como el Arí, escribió sobre el papel de la serpiente en el Génesis. Él enseñó que la serpiente representa la fuerza del mal en el mundo, y que su tentación a Eva fue una manifestación de esta fuerza.
El Arí también habló sobre la importancia de comprender la serpiente dentro de uno mismo, y de trabajar para superar la inclinación hacia el mal. Él escribió:
“La serpiente no es un animal externo, sino que es una parte de la persona misma, y por lo tanto la persona debe trabajar para derrotarla y vencerla” (El Árbol de la Vida, Isaac Luria).
Otros cabalistas han interpretado la serpiente de manera similar. El rabino Moses Cordovero escribió que la serpiente representa “la fuerza del mal que se encuentra dentro del ser humano, la inclinación hacia el mal” (Puerta del Cielo, Moses Cordovero).
En el Tanaj, o la Biblia hebrea, hay varias referencias a la serpiente que pueden ayudar a contextualizar su papel en la historia de Adán y Eva. En el libro de Isaías, por ejemplo, la serpiente se menciona como un animal peligroso que debe ser controlado:
“En aquel día, el Señor castigará con su espada pesada, grande y fuerte al Leviatán, la serpiente huidiza, al Leviatán, la serpiente escurridiza; y matará al dragón que está en el mar” (Isaías 27:1).
En el libro de Proverbios, la serpiente se utiliza como una metáfora para describir a un hombre astuto y engañoso:
“La serpiente venenosa tiene dientes agudos, y su mordedura es mortal. Pero hay otra serpiente, menos peligrosa, que es fácil de agarrar” (Proverbios 30:28-29).